Llega la temporada de los melocotones, las sandías y las bodas. Sí, todas se cosechan al mismo tiempo. Uno de los detalles que se suelen ultimar cuando restan pocas semanas para el acontecimiento es el detalle de la boda o el regalo de los padrinos.

Lo cierto es que este sector ha experimentado un notable cambio y la imaginación se ha adueñado del campo de posibles regalos que ya no se ciñen a lo habitual, como botellas de vino o los cigarros y puros de antaño (estos últimos proscritos por obra y gracia de la Ley Antitabaco), sino a personalísimos recuerdos donde la pareja de novios deja su impronta para la posteridad.

De hecho, los relojes personalizados e incluso las memorias USB pueden acabar convirtiéndose en el mejor obsequio para los invitados a una boda única. Para hacerlos posibles, se emplean técnicas de tampografía y láser. En cuanto a los grabados, éstos pueden ser tanto en madera como en vidrio, pero sobre todo sobre objetos originales y útiles, que no acaben arrumbados en un cajón o directamente en el reciclaje.

También se busca que estos presentes cuenten algo acerca de la personalidad de los contrayentes. Así, si la solidaridad es el leitmotiv de las vidas de los novios, nada mejor que regalar divertidas tarjetas para bodas personalizadas como las que propone la ONG Intermón Oxfam o los que proporciona UNICEF para ayudar a niños necesitados.

En definitiva, casarse ya no es como antes, sino que supone elegir entre todo un elenco de posibilidades que pueden, incluso, contribuir a construir un mundo mejor a través de regalos de boda solidarios para los invitados o decantarse por obsequios útiles y originales que sorprenderán y que, si lo hacemos bien, se ganarán un hueco en el día a día de nuestros familiares y amigos.

Pero lo importante, independientemente de ese regalo, y sin ánimo de incurrir en cursilerías, es que ese amor sea de los buenos.

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